¿Qué es la ansiedad infantil?
La ansiedad infantil está mas presente en niños y adolescentes de lo que imaginamos, siendo uno de los trastornos que más padecen; de hecho, se estima que entre un 9% y 21% de los niños y jóvenes padecen este trastorno. Lo que nos lleva a considerar que la ansiedad infantil es bastante común y a la que debemos ponerle solución.
Los niños son especialmente vulnerables a este problema, ya que no disponen aún de los conocimientos y herramientas que les permitan controlar adecuadamente sus impulsos y emociones. En su crecimiento y aprendizaje van adquiriendo esta habilidad, por eso es normal encontrar niños que no saben gestionar la ansiedad y necesitan ayuda.
¿A qué se debe la ansiedad infantil?
La ansiedad y el estrés se producen generalmente ante una situación de cambio o de amenaza. Cuando se percibe que en el entorno existe algún elemento que puede resultar perjudicial para uno, se desencadena la ansiedad. El mayor desencadenante de la ansiedad es el simple hecho de afrontar un cambio, incluso cuando el cambio puede resultar positivo.
En los niños, casi siempre se repiten las mismas situaciones: cambio de colegio, la pérdida de un familiar, o la separación de sus padres, son ejemplos comunes. Además existen otras muchas situaciones comunes que pueden dar lugar a la aparición de la ansiedad, como por ejemplo:
- Cambio de curso o de clase.
- Cambio de ciudad o de domicilio.
- Incremento de las tareas escolares.
- Separación o pérdida de un amigo.
- Enfermedad, ya sea propia o de un familiar.
- Vivencias traumáticas.
- Estilo educativo en el colegio o en el hogar.
¿Cuáles son los principales síntomas de la ansiedad infantil?
Los comportamientos que puede delatar que nuestro hijo sufre ansiedad son variados. Conviene estar alerta ante estos síntomas, ya que nos pueden poner sobre aviso en caso de que haya algún problema. Así, algunos de los signos más distintivos de la ansiedad infantil son los siguientes:
- Preocupaciones excesivas, muy continuadas en el tiempo o por muchos motivos distintos.
- Dolencias físicas, como pérdida de apetito, dolor de cabeza o de estómago, o náuseas y mareos.
- Hiperactividad e inquietud en las actividades diarias.
- Problemas para dormir, como insomnio, hiper-somnolencia o pesadillas.
- Orinarse en la cama, una vez que ya se había superado.
- Dificultad para concentrarse o para realizar esfuerzos intelectuales.
- Cambios emocionales o anímicos, como rabietas, llantos, tristeza, agresividad, etc.
- Evitar ir al colegio o estar con los amigos.
- Miedo a la separación, dependencia excesiva hacia los padres.
- Timidez, retraimiento social o tendencia a evitar a la gente.
- Aparición de múltiples miedos que anteriormente no se tenían.
- “Infantilización” o vuelta a comportamientos más propios de cuando el niño era más pequeño.
- Estrés y ansiedad.
¿Cómo se trata la ansiedad infantil?
Si hemos detectado que el niño tiene ansiedad, lo primero que debemos hacer es no alarmarnos ya que no se trata de una problemática compleja y, por lo general, es sencillo ponerle solución.
Debemos empezar por hablar abiertamente con él y comprender cuales son sus preocupaciones que le están generando esa ansiedad. Tenemos que lograr que el niño no se sienta mal por sentir ese miedo o preocupación, que aprenda a comprender sus emociones y que empiece tomar control sobre las mismas.
A continuación se debe trabajar sobre la exposición, es decir, confrontar al niño con sus miedos. Esto ha de hacerse poco a poco. Hay que ayudar al menor a enfrentarse a las situaciones que le provocan la ansiedad; así aprenderá a gestionar su estrés poco a poco, ly así evitar que se generen nuevos cuadros ansiosos en un futuro.
En la mayoría de los casos, con este enfoque y dedicando tiempo y atención al niño, el problema se soluciona. Solo en raras ocasiones encontraremos cuadros ansiosos severos, que revisten una mayor complejidad. En estos supuestos, lo mejor es acudir a un psicólogo especialista en terapia infantil. Este profesional podrá desarrollar una intervención clínica con el niño para tratar el desorden ansioso.