Son muchos los que sufren los diferentes síntomas que produce la ansiedad y que tratan de encontrar la forma de controlarlos. Entre estos síntomas podemos encontrar: dificultad para respirar, dolores de cabeza, eccemas, insomnio, sudoración, miedo injustificado, temblores, mareos, taquicardia, molestias estomacales, diarreas, etc.
Cada persona es diferente y la ansiedad puede manifestar de infinitas maneras, aunque las que hemos comentado suelen ser las más comunes.
La ansiedad es una emoción normal que se da en situaciones en las que te sientes amenazado por un peligro. Esta sensación de ansiedad es anormal cuando es desproporcionada y demasiado prolongada para el estímulo inicial y que, en ocasiones, desemboca en problemas más graves.
¿Cómo puedo controlar mi ansiedad y sus síntomas?
Antes de intentar controlar la ansiedad, lo primero es localizar su origen, ¿Tienes un evento que te inquieta próximamente? ¿Estás pasando una mala época? ¿Tienes miedo a lo que pueda ocurrir en tu trabajo? Todo ello puede ser el origen de tu ansiedad.
Una vez consigas localizar el foco, puedes empezar a pensar en cómo solucionarlo, si es que eso es posible. Si lo es, manos a la obra.
Para ello, existen diferentes métodos. El primero de todos sería acudir a un terapeuta para que te ayude a canalizar tus emociones para que poco a poco te hagan sentir mejor.
Además, hay ciertas acciones con las que puedes empezar ahora mismo:
Ocupar bien tu tiempo
Cuando sufres ansiedad o un estado de ánimo complejo tener a tu disposición mucho tiempo libre puede resultar terrible. Por eso es beneficioso ocupar tu tiempo y obligarte a hacer cosas incluso aunque no te apetezca nada de nada. Esto te va a permitir mantener tu cabeza ocupada y no dar vueltas todo al rato a los mismos temas.
Y si no tienes muy claro cómo hacerlo, te dejamos unos ejemplos: apúntate a clases de pintura, de fotografía, de cocina. Aprende un idioma nuevo, acude a conferencias, estrenos y ciclos.
Practica la respiración consciente
Sí, es cierto que estás respirando continuamente. Sin embargo, es posible que no lo hagas del todo bien. Debes saber que una respiración consciente y profunda te ayuda a oxigenar tu cuerpo y hace fluir tus emociones para que puedas entenderlas y aceptarlas mejor.
Para ello, puedes practicar diferentes ejercicios con distintas duraciones: inspira durante 7 segundos, mantén el aire en tus pulmones durante 5 segundos, expúlsalo a lo largo de 7 u 8 segundos. Es posible que en la primera vez sólo notes un breve alivio, pero si lo repites varias veces, sentirás la relajación que necesitas.
Sal de casa y realizar ejercicio
El ejercicio físico aporta tantos beneficios para aliviar la ansiedad que hasta los psicólogos lo recetan como parte de la terapia contra la ansiedad y también contra la depresión.
Realizar ejercido y moverte nos hace sentirnos bien y nos ayuda a gestionar las emociones negativas. Pero también aporta otros beneficios que aportan posibilidad a nuestras vidas. Si te ves mejor, te sientes mejor y tu autoestima sube. Y cómo se menciona en el punto anterior, hacer deporte nos ayuda a mantenernos ocupados.
Otro punto a favor de realizar ejercicio físico es que llegamos más cansados por la noche y nos resulta mucho más fácil tener un sueño profundo y prolongado.
Controla tus emociones
Es interesante que bien el movil o bien en una libreta apuntes cuándo, cómo y por qué aparecen los síntomas de la ansiedad. Así podrás identificar qué es lo que lo provoca y actuar en consecuencia. Es decir, para saber cómo controlar la ansiedad es preciso localizarla. Si apuntas tres veces en tu libreta que eso te ha ocurrido, podrás identificarlo fácilmente y ponerle remedio.
Esa información es súper-valiosa para ti. Conocer los desencadenantes de tus síntomas te ayuda a prevenirlos, evitarlos y buscar alternativas.
Comparte lo que sientes
Muchas veces tenemos la impresión de que está mal visto expresar una cierta debilidad o hablar de nuestros problemas de ansiedad, pero ¿Sabías que esconderlo puede aumentar los síntomas que sientes?
Por eso resulta mucho más saludable compartir lo que sientes, expresar tus emociones con franqueza y humildad. Seguro que te sorprendes de la buena acogida que tiene tu sinceridad en otras personas de tu entorno.
¿Te da miedo compartir lo que sientes? ¿Temes mostrarte vulnerable ante los demás? Tal vez deberías cambiar el enfoque, es muy posible que te sorprendas de lo que encontrarás.